lunes, 4 de agosto de 2014

Cuatro Caprichos

Capricho nº 4


Antica Corte Pallavicina


Los propietarios de este lugar de ensueño son los hermanos Massimo y Luciano Spigaroli. 
Su bisabuelo dejó la granja Piantador, perteneciente al maestro Giussepe Verdi para hacerse cargo de La Corte Pallavicina con sus tres hijos.

Fue todo un logro!
Juntos comenzaron a trabajar toda la extensión de suelo fértil que  rodea el edificio principal.



Criaron cerdos, pollos, pavos, gansos, patos y gusanos de seda.
Plantaron árboles frutales y sembraron y recogieron cosechas de trigo y toda clase de vegetales.
La última restauración significativa data del año 1550 y al final del siglo XVIII, Maria Luisa, duquesa de Parma Piacenza y Guastalia , siendo esposa de Napoleón, destinó allí a sus guardias fronterizos, Los dragones, para proteger el floreciente tráfico en el rio.

Desde 1850 la Corte se dividió en viviendas pequeñas y usada por los campesinos, los pescadores, los carreteros y artesanos. El Po cambió su curso y ya nadie  se hizo cargo: se terminó en el lecho del río, que inundó de vez en cuando la granja.

Para Massimo y Luciano ha sido como un sueño pero lo han conseguido. 
Las bodegas únicas donde el Marqués de Pallavicino curaba la carne de sus cerdos están llenos de culatelli una vez más, el  viejo almacén de queso curado ha retomado
su antigua función.
La casa de hielo y la prisión han surgido del barro y los frescos se han restaurado con todo su antiguo esplendor.

Los hogares queman troncos de álamos y en el primer piso las habitaciones cálidas y confortables están listos para recibir a los huéspedes más exigentes. 

Casi veinte años han pasado, pero aquí están Massimo y Luciano rodeados de todos los recuerdos de su familia y fue con esta conciencia con la que han trabajado y restaurado paso a paso de la misma forma en que una madre lo habría hecho para el desarrollo y cuidado de un bebé recién nacido: suavemente y con todo el amor del mundo.


La participación de todos los artesanos de la zona ha sido crucial en la restauración pues son maestros de las viejas habilidades, usando ladrillos de la misma época, y la madera de los álamos y robles de las mismas tierras.
Ahora hay un nuevo reto, no menos difícil que el anterior! Dar a conocer este lugar que está vinculada a su gente, sus productos y su tierra  para que vuelva a la vida.

Mi enhorabuena a Massimo y Luciano Spigaroli.














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